La legalización del aborto en Argentina abrió la puerta para que en Chile se iniciara un proceso similar, con la discusión de un proyecto presentado por diputadas de la oposición, que busca despenalizar la interrupción voluntaria del embarazo hasta las 14 semanas, el que hoy se discute en la Comisión de Mujer y Equidad de Género de la Cámara.
Más allá de las concepciones ideológicas en juego, primero llama la atención la falta de sustento científico en la discusión, luego que se busque despenalizar el aborto en medio de una pandemia, con nuestros hospitales colapsados y listas de espera interminables en otras patologías.
El principal argumento de los movimientos feministas que impulsan el aborto, es el derecho de la mujer a decidir sobre su propio cuerpo, sin considerar que diversos estudios científicos permiten sostener que el embrión humano no pertenece al cuerpo de la mujer, de la misma manera que lo hace un órgano.
Es por eso, que antes de iniciar el debate, debemos tener en cuenta conceptos que profesionales de la Sociedad Chilena de Obstetricia y Ginecología definen como relevantes. Tal es el caso del inicio de la vida, puesto que todas las células de un ser humano provienen de una célula original “cigoto”, que es el resultado inmediato de la fecundación de un óvulo por un espermatozoide.
Asimismo, un estudio reciente de la Universidad de Oxford establece que el primer latido del corazón de un feto se produce 16 días después de la concepción, siendo perceptible a través de una ecografía doppler fetal a partir de la octava semana. Por todo lo expuesto, estoy absolutamente en contra de interrumpir el embarazo, pues a las 14 semanas el embrión ya está formado morfológicamente, hay vida desde el momento de la fecundación.
Por otra parte, un aborto provocado debe ser considerado como un acto negativo en el ámbito de la salud sexual y reproductiva de toda mujer, pues existe certeza de los daños físicos y psicológicos que una interrupción del embarazo genera en la vida de una mujer, la que además pone en grave riesgo su vida.
Desde ningún punto de vista, el aborto puede ser una solución al problema que puede implicar un embarazo no deseado, pues significa que fallamos como sociedad y tal como lo señaló en su momento el papa Juan Pablo II “el aborto es la eliminación deliberada y directa de un ser humano en las fases iniciales de su existencia”, no podemos permitir que este proyecto se apruebe, es tiempo de alzar la voz.
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