Derechos Frente Al Cobro De Deudas

Cada día cientos de ciudadanos reciben llamados por concepto de cobranzas extra judiciales por deudas en el sistema financiero o con empresas comerciales de distinto tipo, para cuyo efecto las empresas a quienes se les adeuda tienen un call center dedicado o bien han tercerizado el servicio de cobranza con alguna empresa externa especializada.

La ley 19.496 de Protección de Derechos del Consumidor regula las acciones de cobranza extrajudicial estableciendo normas de protección a los derechos de los consumidores, con limitaciones a las comunicaciones relacionadas con el cobro de deudas y la prohibición de conductas que afecten la privacidad o la situación laboral del deudor, contemplando horarios en los cuales se puede realizar este tipo de comunicaciones hasta la prohibición de informar a terceros de la condición de deudor de un ciudadano, siendo ésta la única norma que se refiere a las empresas de cobranza, pero limitada al mercado del crédito.

A pesar de lo anterior, el año 2017 el Sernac recibió 12.000 reclamos de consumidores por este tipo de llamadas, especialmente por las que se efectuaron fuera de los horarios establecidos por la ley.

Queda claro que se requiere de manera urgente realizar modificaciones a la legislación para lograr una real efectividad de la ley, dado que incluso los Tribunales de Justicia se han pronunciado en torno a que muchas prácticas de cobranza resultan atentatorias contra los derechos de los consumidores.

La única finalidad legal de una cobranza extrajudicial debe ser informar al deudor del estado de su deuda, por lo que se debe evitar el abuso de esta facultad con la recurrencia de cualquier tipo de comunicación permitida por la tecnología actual.

Es por ello que hemos presentado un proyecto de Ley, junto al senador Juan Castro que busca modificar la Ley 19.496, incorporando un nuevo artículo denominado 28 C, que establece la limitación de la cantidad de llamados y la determinación de su finalidad, estableciendo sanciones asociadas al incumplimiento de lo anterior, dejando en claro que la comunicación para informar al consumidor de la existencia de una deuda o morosidad sólo puede tener por fin, el informar, no pudiendo reiterarse en el plazo de 60 días a menos que existan modificaciones en el monto adeudado. Por comunicaciones se entiende: envío de correos electrónicos, cartas, llamados telefónicos, mensajes de texto, mensajes utilizando aplicaciones celulares o de redes sociales u otras. La sanción al incumplimiento de esta norma podría ir desde 5 a 50 Unidades Tributarias Mensuales.

De esta forma contribuiremos a lograr lo establecido en el artículo 19 numeral 1 de la Constitución de la República, que: «asegura a todas las personas el derecho a la vida y a la integridad física y psíquica», mejorando la ley para que efectivamente logre el fin propuesto: la protección de los consumidores.

Cooperativismo, un camino urgente para los pequeños agricultores

Nuestro país con poco más de 17 millones de habitantes representa solamente el 0,2% de la población mundial y aporta alrededor del 0,3% del PIB del orbe. Sin embargo, posee 35,5 millones de hectáreas de uso agrícola, pecuario y forestal, que lo hacen tener relevancia en el mercado de la producción alimentaria mundial.

De los 300.000 agricultores que hay en Chile, 285.000 tienen menos de 12 hectáreas de riego básico, es decir, tenemos un 90% de pequeños productores en un sector tremendamente atomizado con una mayoría de productores que pertenecen a la agricultura familiar campesina.

El pequeño productor no tiene reales posibilidades de competir en costos de producción, precios de venta competitivos, rendimiento y menos aún en acceso a tecnología y conocimientos que le permitan pararse de igual a igual en el mercado. Si está solo, simplemente se estanca.

Por otro lado, el productor más grande también necesita del pequeño para generar el volumen de producción que le permita ser más competitivo en un mercado cada día más globalizado y con tecnologías complejas, y para ello necesita que el pequeño productor cumpla con los estándares de productividad, calidad y eficiencia necesarios.

Todo este análisis, nace del seminario de Cooperativismo moderno y asociatividad: una solución para el Agro, al cual fui invitada por el ministro de Agricultura, Antonio Walker, a quién envío mis felicitaciones por promover y fortalecer las cooperativas, a través de este último seminario.

La asociatividad es una oportunidad para que los agricultores compitan globalmente, disminuyendo la concentración económica.

Existen diversas maneras de asociatividad, como los Grupos de Transferencia Tecnológica (GTT), alianzas productivas, encadenamientos productivos y por supuesto el Cooperativismo.

En Europa el 20% de la agricultura es socia de una cooperativa, llegando en Francia al 50%. En Nueva Zelanda el 30% de los habitantes son socios de alguna cooperativa y en Estados Unidos el 26% de los productores agrícolas son cooperados.

Las principales cooperativas del mundo desarrollado generan el 15% del PIB mundial con ventas en 2017 de U$ 2,5 millones, en cambio en Chile representan solamente el 1,5% del PIB y las cooperativas agrícolas son solamente el 10% del total.

El Cooperativismo moderno plantea organizaciones miradas como verdaderas alianzas comerciales productivas, y mira a sus socios como empresas con una cooperación estrecha entre ellas, con las regulaciones mínimas que permitan flexibilidad de acuerdo a los requerimientos de sectores específicos pero que no se entrampan en reglas y exigencias.  Para enfrentar este mundo globalizado y tener una real oportunidad de competir en el Cooperativismo es parte de la solución y constituye una oportunidad y un desafío para la agricultura, y en este sentido es fundamental la promoción de esta forma de asociatividad por parte del Estado, otorgando al sector normativas flexibles y justas, además del imprescindible apoyo en difusión de tecnología y conocimientos que hagan posible la participación equitativa de pequeños, medianos y grandes productores.

Una nueva Esperanza para la Pesca Artesanal

El Gobierno está cumpliendo sus compromisos en una serie de reformas con el sector pesquero en especial con la pesca artesanal, a la propuesta de reforma presentada por nuestro Presidente Piñera a la cuestionada Ley de pesca,” denominada Ley Corta”, actualmente en discusión en el Congreso, se suman los últimos anuncios realizados en la Comisión de Pesca de Senado, instancia de la que formo parte.

El pasado miércoles, el Subsecretario de Pesca, Eduardo Riquelme, nos dio una extraordinaria noticia, que involucra al sector pesquero artesanal, dado que anunció que existe voluntad del Gobierno en presentar una próxima iniciativa que va en el camino de la regionalización de los recursos pesqueros lo que permitirá a cada una de las regiones contar con una política pesquera acorde y vinculante a su propia realidad. Por otro lado, se pretende abrir los registros pesqueros y además tratarlos regionalmente, lo que va a permitir un desarrollo equilibrado desde el punto de vista de los recursos y justo desde el punto de vista de la actividad de la pesca principalmente artesanal.

Esta noticia no sólo es valiosa para la región que represento, sino que también, abre una nueva esperanza en el sector artesanal de un desarrollo pesquero sostenible y a escala humana. Con esto, la historia cambia, ahora se pueden realizar múltiples acciones productivas no sólo desde el punto de vista de la actividad pesquera, sino también de la pequeña industria vinculada al rubro.

Esta medida es una demanda requerida desde hace muchos años por parte de la comunidad y viene a complementar un gran compromiso por modernizar un sector económico que debe ser una oportunidad de trabajo no sólo para la pesca industrial, sino también, abrir la cancha a otros actores que han estado relegados a políticas que no se condicen con los tiempos.

Por otra parte, este anuncio vino acompañado de la mención realizada por el Subsecretario de Pesca, que dice relación con la creación de una Ley de Acuicultura, normativa con la que hoy nuestro país no cuenta, pero que en países desarrollados se dispone desde hace bastante tiempo. Esto implica una innovación y una especialización del más alto nivel para el país.

¿Indolencia o indiferencia?: el mal que afecta a nuestra sociedad

A diario me pesa el corazón al escuchar una y otra historia de violencia hacia las mujeres, adultos mayores y menores de edad, quienes incluso toman la determinación de suicidarse al creer que no existe otra solución para sus problemas y preocupaciones.

Hace algunos días conocimos el triste final de Sara Riquelme, una joven madre de Nueva Imperial cuya vida a los 25 años parecía ser completamente perfecta y feliz. No obstante, su pareja y padre de un pequeño de sólo nueve años, decidió asesinarlos para después quitarse la vida.

¿Qué sucedió con el entorno de Sara que no la protegió? ¿Cómo nadie se dio cuenta de su sufrimiento? Estas y otras interrogantes surgen en mi cabeza cuando pienso en Sara y en muchas mujeres que pueden estar sufriendo violencia sin que nadie lo sepa. En ocasiones, más de algún familiar tiene conocimiento de episodios de violencia, tanto física como sicológica, pero lamentablemente prefieren no entrometerse porque aún en el Chile del Siglo XXI se cree que en el popular dicho “La ropa sucia se lava en casa”.

El Femicidio de Sara, el cuarto en la Araucanía en lo que va de este año, y el número 25 en nuestro país, no es mi única preocupación, ni tampoco un caso aislado que ejemplifica la indolencia social ante el dolor ajeno.

Múltiples factores pueden influir en casos de violencia intrafamiliar que terminan en Femicidio, bastante se ha dicho del rol machista que aún muchos hombres ejercen sobre sus parejas de quienes se creen dueños. Sin embargo, frente a todo orden de casos que vemos a diario, considero que uno de los factores a considerar es la falta de empatía del entorno social con quienes están sufriendo.

La tarde del lunes 13 de agosto me enteré por las redes sociales de un nuevo caso de indolencia social. Una mujer de 62 años fue hallada muerta al interior de su domicilio en la ciudad de Viña del Mar y, aunque parezca increíble, la data de su fallecimiento era aproximadamente de 45 días. ¿Cómo es posible que nadie se haya dado cuenta de su ausencia?

Otros casos de indolencia, que lamentablemente cada vez son más frecuentes en nuestra sociedad, son los suicidios de adolescentes, que al vivir en un mundo automatizado y sin empatía toman la decisión incorrecta. Todo Chile se conmovió con el caso de la joven de 16 años que fue hallada muerta en el baño de una conocida cafetería. La menor, era alumna del Colegio Nido de Águilas de Lo Barnechea, sufría de bullying a través de sus redes sociales.

Ante los casos mencionados, sólo a modo de ejemplo, surge el cuestionamiento, una reflexión profunda y la búsqueda de una solución. ¿Qué nos pasa como sociedad que somos indolentes ante el dolor ajeno? ¿Qué puede hacer cada uno de nosotros para cambiar esta situación que nos afecta a todos?

Lo primero es comenzar a observar detenidamente nuestro entorno, conozcamos y dialoguemos con nuestros vecinos, ayudemos a un adulto mayor cuando veamos que requiera auxilio en la vía pública, saludemos y agradezcamos al conductor de la locomoción colectiva a diario, así con cada pequeño gesto estaremos aportando un granito de arena para cambiar una sociedad que ha perdido la empatía con el otro.