«Si el PC no está dentro de un acuerdo es lamentable, pero el país debe seguir»

Senadora republicana defiende las posturas de su partido en el Consejo, detalla el trabajo de la Comisión por la Paz en La Araucanía y hace autocrítica por caso Fundaciones.

Carmen Gloria Aravena (56, ingeniera agrónoma) era una dirigenta política de provincia, que había trabajado en distintos municipios de La Araucanía -Nueva Imperial, Lumaco, Traiguén-, cuando sorpresivamente llegó al Senado. En noviembre de 2017 aceptó ser compañera de lista de Felipe Kast, sin mayores esperanzas, pero la votación de Kast alcanzó para arrastrarla. Tres años después abandonó Evópoli, desafectada por cómo se hacía la política del partido en Santiago. Y se mantuvo como independiente hasta enero de este año, cuando cruzó la vereda hacia el otro Kast: José Antonio, el líder del Partido Republicano.
-Usted tiene una trayectoria política bastante singular.
-Efectivamente, es una trayectoria bien singular, incluida mi elección.
-¿Y cómo es su relación política y humana en el Senado?
-Bueno, ingresar al Senado sin trayectoria política no fue fácil. Mi casa inicial fue Evópoli y con Felipe, éramos los únicos senadores en esa época del partido. Me voy de Evópoli y me acoge RN como independiente. Ahí armamos una muy bonita bancada de 11 senadores, incluso fui vicepresidenta en esa época, hice muy buenos amigos. Me llevaron a una muy buena oficina. Me sacaron del piso de Evópoli y sigo con ellos, en la última fila de RN. No me cambié porque me encariñé muchísimo con mis compañeros de trabajo, pero también porque había un fiato importante de trabajo. Pareciera que esto es como del colegio… y es así.
Hoy, Aravena tiene por un lado a «Cote» Ossandón, «con quien todas las mañanas nos saludamos, trabajamos en conjunto en varios proyectos, principalmente, en temas agrícolas y de seguridad» y por el otro a Kenneth Pugh «mi vecino que es almirante, muy buen compañero… también están Juan Castro, Pepe García».
Ella misma admite una mirada «medio inocente» del Congreso. Y relata: «Tuve una muy buena relación de trabajo con Álvaro Elizalde. He aprendido también a trabajar con mis colegas del PPD, con Claudia Pascual no me ha tocado todavía, el otro año espero hacerlo. Uno puede defender ideas, pero creo que algo que ha faltado al interior de la política es la humanidad, si finalmente somos todos personas, tenemos familias, tenemos problemas».
-¿Y cómo se lleva con el Presidente? La convocó a la Comisión por la Paz.
-Tengo una buena relación con el Presidente, he tenido un espacio de confianza para plantearle mi visión de la Araucanía. Siento que en el camino ha ido evolucionando su pensamiento. De repente, para quienes somos de oposición, retrocede en algunas cosas. Pero desde el punto de vista humano es una buena persona, tiene buenas intenciones. Le faltó probablemente -y lo digo con mucho respeto- quizá experiencia en el trabajo concreto, porque una cosa es la teoría, la visión quizá un poco romántica de la vida, y otra tener que enfrentarse de una manera tan brusca, a responsabilizarse de un país que venía saliendo de una crisis. Hay que reconocerle que tiene empatía, es una persona cercana y tiene esas habilidades que han hecho que, a pesar de los múltiples errores que ha cometido este Gobierno, siga manteniendo un 30% de aprobación. Cualquier otro Presidente quizá con menos empatía o menos habilidades blandas, tendría menos aprobación.
-El caso Fundaciones tiene sumido al Gobierno en una crisis, pero ¿qué autocrítica se hace como senadora? Aprobaron una glosa presupuestaria en la que se facilitó el cambio de reglas para traspasos desde las gobernaciones.
-Absolutamente, nosotros tenemos una responsabilidad. La discusión del Presupuesto es bien compleja y uno de los errores que cometemos, y espero que este año lo hagamos de manera distinta, es no darnos más tiempo. Muchas veces, a la 3, 4 o 5 de la mañana estamos terminando de discutir. Y este detalle se nos fue, tengo que ser honesta. Si yo hubiera tenido conciencia de este cambio, hubiera alertado mil veces porque he trabajado toda una vida en el sector público. Este fue un error gravísimo que no debió haberse cometido. Todo mal, porque lo que se genera es un vicio y, de alguna manera, una motivación a los gobiernos regionales para ejecutar rápidamente a partir de una modalidad que tiene cero control del uso de los recursos. Esto nos debe servir de lección a los senadores, a los parlamentarios en general, de que el proceso de discusión de la ley de Presupuestos debe ser con más tiempo, con más responsabilidad.
Comisión por la Paz: «Ya no es solo qué hacer, sino hacerlo»
-Lleva un mes como integrante de la Comisión por la Paz. ¿Cuál es su evaluación del trabajo que están haciendo?
-El desafío es gigante, hay varios factores que hacen esto difícil. Lo primero es que en la historia de la entrega de tierras, desde la «Pacificación de la Araucanía» y antes, hay mucha información que no está digitalizada, no está sistematizada. También hay interpretaciones de la Ley Indígena bien discutibles, sobre cómo se han entregado las tierras en los últimos años. Yo tengo una buena opinión del desafío que se planteó el Presidente desde el punto de vista de que éste no es la causa principal del conflicto en la Araucanía, pero sí es la solución para el 99% de la población mapuche que está esperando un cierre definitivo del proceso de entrega de tierras. Creo que es valiente la posición del Presidente porque, en estricto rigor, no es fácil entrar a ese tema.
-¿Qué plazos se han dado?
-Noviembre de 2024.
-¿Y los focos son tierra y diálogos?
-Tierra, diálogo y para eso también propuestas que dicen relación con modificación de la ley indígena en cuanto a que el tipo de compensación no sea solamente tierra. En las zonas de la costa, por ejemplo, o en las zonas cordilleranas, las necesidades de las comunidades no son tierra, sino que muchas veces infraestructura portuaria que les permita acceder al mar y a los recursos pesqueros. En las zonas cordilleranas lo que requieren es mejor infraestructura de colegios, de caminos; obviamente, quienes son agricultores, quienes viven de la tierra son los que requieren tierras, pero quienes viven de otras maneras tienen otras necesidades del Estado. Por otro lado, está el reconocimiento de la lengua, de su artesanía. Es bien diverso esto. Y por último está la ley de reparación de víctimas, que es parte del compromiso del Presidente. Tenemos que reunirnos con las víctimas, hacer ojala una sistematización de lo que ha ocurrido en la zona y hacer también una especie de reparación a estas familias.
-¿Diálogo con quién?
-Vamos a dialogar con todos, gremios, agrícolas, empresarios de todo tipo, con todas las comunidades indígenas o agrupaciones que lo deseen, también con las víctimas. Y vamos a generar una plataforma que permitirá que las personas puedan opinar, solicitar audiencia, dar testimonios.
-En entrega de tierras, ¿van a proponer caminos de solución o van a dar una solución de aquí al próximo año?
-Tenemos que proponer una solución, Obviamente no es vinculante, es una propuesta que esperamos no sea una más de las que se han hecho. La diferencia que es que nosotros tenemos que ejecutarlo, o sea, tenemos que proponer las modificaciones a la ley indígena, tenemos que dejar un catastro hecho y tenemos que dejar elaborada la ley de víctimas de la violencia. Es un paso adelante, ya no es solamente qué hay que hacer, sino que hacerlo y proponérselo al Presidente.
«Demostrar que esta mayoría de Republicanos también es capaz de llegar a acuerdos»
-¿Cómo ve el proceso constitucional? Cuando se aprobó la reforma para habilitarlo, usted votó en contra.
-Claro, yo voté en contra porque habiéndose rechazado el plebiscito, era más razonable que se hubiera hecho otro para preguntar si se hacía un nuevo proceso constituyente. Pero eso no ocurrió y democráticamente se decide avanzar con un segundo proceso que espero sea el último.
-Las encuestas parecen darle la razón: hay desinterés e inclinación hacia el rechazo.
-Espero que eso vaya cambiando en la medida que evolucione el avance del trabajo que están haciendo los consejeros. Hoy tenemos que ser capaces de convocar, de dialogar y de demostrar que esta mayoría de republicanos también es capaz de llegar a acuerdo.
-Los consejeros republicanos presentaron más de 400 enmiendas, los acusan de tensionar el debate.
-Somos un partido que tuvo una alta mayoría y eso también es una responsabilidad. Hay procesos que se hicieron, iniciativas populares de normas, que deben estar presentadas en las indicaciones. Hay que recoger las opiniones y las necesidades de nuestro sector, pero eso no implica imponerlas de manera antidemocrática. Está difícil el tema, pero es por el bien del país que no resiste más incertidumbre; no podemos seguir con el pretexto eterno de que porque no tenemos una nueva Constitución el país no va a avanzar.
-Entendiendo que ustedes son mayoría, ¿en cuáles temas se podría ceder?
-Prefiero hablar de lo que vamos a defender: todo lo que tenga que ver con seguridad, defensa y protección de las víctimas es clave, si no tenemos Estado de Derecho, no tenemos democracia. La salud también es clave, entregarles a los ciudadanos la alternativa de poder elegir entre una salud privada y una pública. Otro tema es el ahorro previsional, nosotros creemos en el ahorro individual, en que el esfuerzo de cada persona tiene que premiarse. Defendemos que las personas puedan contar con sus ahorros, que sean heredables. Defender la propiedad privada: nadie puede proyectar crecimiento económico en un país que no defiende la propiedad privada. Y obviamente, defender la vida del que está por nacer.
-¿El no al aborto también lo pondría en la Constitución?
-Yo me quedo con lo que dijo nuestro presidente, Arturo Squella: «Es un tema que no es de la Constitución y que va a verse en el Parlamento», o sea, nunca fue el propósito cambiar lo que estaba. Nosotros tenemos una posición como Republicanos quizá muy extrema para muchos… pero yo voy a defender siempre el derecho a la vida. Y no es que pretendemos imponerle al país entero. Hay una legislación vigente (aborto en tres causales) y no hay mayoría en el Parlamento, pero creo que podemos discutirlo y ponerlo sobre la mesa, sin pretender que en esta Constitución se saque eso. Creo más bien que ha sido un motivo para desacreditar un trabajo que se está haciendo bien.
-¿Pero en qué temas sí podrían ceder?
-Mira, voy a ser súper franca, he estado más preocupada de lo que tenemos que defender y de lo que nos ha tocado conversar con la ciudadanía en regiones. Finalmente, decidirán los consejeros en su autonomía, pero siempre conversando con el partido. Tenemos que coordinarnos, ponernos de acuerdo y tratar de dar una opinión que no haga que la ciudadanía sienta que hay un desorden o una discordancia de opiniones. Uno de los valores que tiene republicanos, que si bien es un partido joven y tiene mucho que demostrar todavía, es la capacidad que hemos tenido de ser disciplinados, respetuosos. Y espero que eso se mantenga porque son de las cosas que en mi opinión se necesitan en política.
-¿Es necesario que el PC esté en el acuerdo final al que arribe el Consejo Constitucional, o da lo mismo?
-Ojala que fuera con el PC, pero si ellos mantienen su postura de no estar a favor, no hay nada que hacer. Porque, mira, en el Senado tenemos una buena relación con todos, pero si tú revisas las votaciones de los últimos proyectos vinculados a temas de seguridad, por ejemplo, te vas a dar cuenta que el PC siempre ha votado en contra. Entonces, si nosotros nos esforzamos para que el PC entre, puede ser un proceso que no termine nunca porque hay ciertos aspectos de la mirada del PC, de su ideología, que en mi humilde opinión a veces no es compatible con la democracia. Voy a dar un ejemplo: la semana pasada, la ministra Camila Vallejo dijo sobre el proyecto de ley de Usurpaciones que «esta ley de Usurpación va a estar en contra de personas que requieren terrenos porque no tienen dónde vivir». ¡No puedo justificar un delito porque tengo necesidad de un terreno donde vivir! O sea, el delito de apropiación indebida de la propiedad privada es un delito en todo el mundo, como también nadie podría justificar que alguien robe porque tiene necesidades. La verdad, yo creo que este grupo de consejeros tiene que hacer lo posible por llegar a acuerdos, y si el PC no está adentro es lamentable, pero el país tiene que seguir avanzando.
-¿Y eso no arriesga un fracaso del proceso? Porque el oficialismo hasta ahora ha decidido ir junto con el PC en todo, no dividirse.
-Pero el PC nunca ha tenido más de un 6% de las votaciones en Chile, y hoy existe el voto obligatorio. Si el PC entró a un gobierno democrático, tendrá que respetar la mayoría.
Autor: Por Paula Pincheira M.